quinta-feira, 22 de janeiro de 2009

A una vela ardiendo


Vela que en golfos de esplendor navegas
por candores lucidos extendida,
hasta desvanecer, desvanecida,
y ciega por lucir, hasta que ciegas;
si serena luz hay, presto te anegas;
si corre tenpestad vas sumergida;
huyes con breve soplo de tu vida
y con serena calma a tu fin llegas.
Tan sin memoria viene tu occidente,
que aun de leves cenizas breve copia,
noticia no dará de lo luciente.
Humo será a tu fin, pira no impropia;
dejarás sombra en todo, y solamente
no dejarás la sombra de ti propia.

Francisco de La Torre Sevil

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